El gitano O Bradoiro para algunas cosas es un lince: ha puesto una campana en el centro de la barra del puticlub, accesible desde el lado de los clientes y siempre hay algún payaso que llega y la toca. Eso significa que el payasete putero invita a toda la concurrencia tanto putas como puteros a lo que estén tomando o vayan a tomar. ¡Otra ronda, O Bradoiro!
Y uno de los puteros que se ha aficionado a tocar la campana es un pobre desgraciao que dice ser promotor de viviendas, a quien las putillas han bautizado como pepito millones, e incluso una guiri que no habla ni pizca de cristiano lo llama millions little joseph. Pepito millones llega al putiferio con un citroen que le quitaron unos gitanos de una aldea de un pueblo de Málaga que se llama Granada por pronto pago de unas deudas que tenía por la compra o por la venta (no me enteré bien) de unos apartamentos ilegalmente ocupados en la playa de La Herradura, también en Málaga.
Lo primero que hace nada más llegar pepito millones al putiferio, es tocar la campana pero ya desde antes de su triunfal entrada, siempre alguna de las putas da la voz de alarma: ¡que viene pepito millones! y todo el mundo deja lo que está haciendo para acercarse a la barra por su nueva bebida a la que gustosamente invita pepito millones.
Y allí entre puta y puta y toques de campana, se pone pepito millones a hacer negocios con un grupo de gitanos que se hacen llamar corredores y que también cobran deudas.
O Bradoiro lo llama el coworking.
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