O Bradoiro llama tontos de capirote a todos los semanasanteros independientemente de lo que hagan o dejen de hacer en la secta religiosa a la que llaman cofradía, porque se tiran todo el año preparando pasear un monigote de madera durante varias horas y justo en esas horas, llueve y se ponen a llorar los tontos de capirote porque está lloviendo y no pueden presumir de pasear a su monigote.
Y además los llama hipócritas porque con la excusa que están prepando lo que quiera que sea que preparen para sus monigotes, muchos van al puticlub a echarle un polvo a las nuevas putas que cada poco tiempo hacen plaza en su familiar y pintoresca casa de putas. Con su gigantesca medalla de oro de la virgen, eso sí.
Histérico se puso cuando le pregunté por la medalla de oro del cautivo que llevaba al cuello.
¡A mi cautivo ni me lo mientes! vociferó mientras pateaba una caja de coca colas que había en el suelo tras la barra. Y le tuvo que doler, porque se fue cojeando.
O Bradoiro, a dios rogando y con el mazo dando.
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