¿Te quieres casar conmigo?
Es lo primero que una puta te pregunta seas o no cliente suyo. Cuando acompaño a JM a Casa Manola para su precoz polvo de rigor, siempre vienen algunas putillas a intentar captarme como cliente en plan testículo de jehová, pero enseñando tetas. Debe ser parte de su función apostólica puteril, eso de captar nuevos clientes. Ante mi no gracias, ya pasan a intentar casarse con un hombre que no va de putas aunque imagino que si me las follara, también me pedirían matrimonio.
Y no es que quieran salir del mundo del puterío, pues entre las muchas cosas que me ofrecen está la de ellas seguir trabajando abriéndose de piernas para que del sudor de su coño podamos ambos vivir felices y sin penurias económicas. No buscan que las mantengan, sino simplemente tener un marido, una pareja, alguien a su lado. Creo.
También hay las que van a comisión y me piden que me case por seis mil euros con una amiga o familiar, para que así su amiga o familiar pueda obtener la ciudadanía española. Si me caso, dicen que me la puedo follar gratis todas las veces que quiera a diario incluso, y que el abogado para la separación y divorcio de mutuo acuerdo, también lo pagan ellas o sus supuestas amigas o familiares.
Me ponen como ejemplo a Manola y su marido el O Bradoiro, que hasta han puesto juntos el negocio de putas donde han tenido la suerte de conocerme. Hasta implican al pobre de O Bradoiro para celebrar allí el enlace por todo lo alto.
Menos mal que mi amigo JM es eyaculador precoz, y aún no voy por medio cubata cuando ya sale con cara de no haber roto nunca un plato y subiéndose la portañica.
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